Me encanta vivir en la periferia. Me encanta Torredembarra. Esta población de nombre impronunciable típicamente mediterránea es una gozada, sobretodo en invierno, cuando ya no hay turistas y queda la inmensa playa vacía y libre para uso y disfrute de los lugareños.
He vivido en múltiples lugares, soy algo nómada, y cada vez tengo más claro que no podría estar sin tener el mediterráneo cerca. En mis continuos viajes paso por diferentes lugares del mediterráneo y os puedo decir que podría vivir en casi cualquiera de ellos, no en Benidorm, claro.
Cuando viajo a Madrid o también cuando estoy en Barcelona y, con confianza, puedo hablar de persona a persona con un amigo, cliente o conocido, suelen comentarme que están deseando que llegue el fin de semana para marcharse a la residencia del fin de semana fuera de la ciudad. Los más mayores directamente quieren jubilarse para irse a la casa que tienen en Zamora, Murcia…
Torredembarra: Trabajar y vivir en la periferia
Hoy día yo creo que la mayoría de trabajo se puede realizar, en nuestro mundo TIC, de forma remota. No todo, claro está, hay labores que requieren de la presencia física en casa del cliente. Para todas las demás, la tranquilidad de un lugar que permite vivir sin estrés.
¿Y por qué no vivir en un lugar agradable, pequeño y cálido? Esa fue la idea que me vino a la mente. Puesto que realizo un trabajo que me obliga a viajar bastante y, cuando no viajo, lo puedo hacer simplemente con un ordenador y una conexión a Internet, escoger el lugar dónde vivir estaba bastante fácil.
Es cierto que para el negocio tiene una complicación más psicológica que real y es que los clientes, sino tienes la empresa con sede en Madrid o Barcelona parece que eres residual, pero espero que esto cambie con el tiempo.
Cambio radical en mi vida: Torredembarra, next step
Hay momentos vitales importantes y mi cambio a Torredembarra lo fue. Cambio de pareja, o mejor dicho, dejar de vivir en pareja y pasar a vivir solo unos años. Cambio de trabajo: renuncié a mi plaza de funcionario, me hice freelance y tomé las riendas de mi vida. Y cambio de lugar de residencia. Tantos cambios no son nada recomendables.
Psicológicamente suponen un impacto brutal, pero acababa de morir mi padre, me veía perdido en la vida y necesitaba un buen meneo vital y Torredembarra me decía «hola» y me acogía para emprender esa nueva parte de mi vida.
El positivismo y el concepto de decrecer me acompañan desde pequeño. Dicen que el 80% de las cosas que tenemos en casa son innecesarias. Basta echar un vistazo en cualquier casa y vemos que es totalmente cierto. Intentar consumir menos, viajar menos, gastar menos energía y procurar conservar el planeta es algo que me gusta hacer en Torredembarra.
El mediterráneo y mi infancia
De pequeño pasábamos algunos fines de semana en Vilanova i la Geltrú, donde mi padre tenía una pequeña parcela y le gustaba estar entretenido en el huerto. Para mi era una tragedia subir al 850 y vomitar sí o sí, luego estar aburridísimo todo el día y volver. La única cosa positiva era poder ir a la playa que, por entonces, era muy diferente a la actual.
Más tarde viví en Vilanova, una población de unos 100.000 habitantes, durante 2 años y pico, mientras estuve trabajando en el ayuntamiento de Sitges, mi primer trabajo como funcionario.
Ese tipo de playa me gustó pero cuando vi la de Torredembarra tuve claro que tendría que vivir allí una temporadita 🙂
Nota: dejé de vivir en Torredembarra a finales de marzo de 2012 para irme a vivir a Sóller. Sóller no es vivir en la periferia, sino vivir en la periferia de la periferia 🙂